A menudo se especula sobre la posibilidad de que la líder del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, llegue al poder en el 2017.
La pregunta se plantea en un nuevo contexto desde el domingo pasado, cuando se celebró la primera vuelta de las elecciones regionales, porque el FN se convirtió ese día en el primer partido de Francia.
El FN obtuvo 28 por ciento de los votos, seguido de Los Republicanos (LR) del expresidente conservador Nicolas Sarkozy, los centristas con 27 por ciento y el oficialista Partido Socialista (PS) con 23,5 por ciento.
Le Pen da a entender que los resultados de la primera vuelta confirman que ella tiene posibilidades para entrar al Elíseo dentro de dos años.
Pero las dos más recientes encuestas cayeron como un baldado de agua fría.
En ambas, tanto ella como Marion-Maréchal Le Pen, la otra figura mediática del FN, salen perdedoras en sus respectivas regiones: en el norte y en el sur. Marine Le Pen sería derrotada por un exministro de derecha con un margen de seis puntos, y Marion-Maréchal por el alcalde de Niza, otro líder de la derecha, por ocho puntos.
EL TIEMPO preguntó a una investigadora de la empresa que realizó una de las encuestas por qué las Le Pen ganaron holgadamente en la primera vuelta, pero podrían perder en la segunda.
“El FN es un partido sin aliados. El FN está solo, mientras el PS puede contar para la segunda vuelta con un frente anti-Le Pen que incluye desde los simpatizantes de la extrema izquierda hasta los ecologistas, los centristas e incluso la derecha. Su única posibilidad son los abstencionistas”, dice Carine Marce, de la encuestadora TNS Sofres.
La derecha podrá contar hoy con el voto de los socialistas en la segunda vuelta.
Y para el primer ministro francés, Manuel Valls, la izquierda “no debe vacilar en votar por la derecha para bloquear a la extrema derecha”, cuyo discurso calificó de “estafa”.
De cara a las elecciones presidenciales del 2017, Marce subraya que si el desempleo sigue aumentando y se registran nuevos atentados terroristas como los del 13 de noviembre pasado, una hipotética segunda vuelta entre Hollande y Le Pen abriría la posibilidad para que “numerosos electores prefirieran darle su voto a un candidato que no ha ejercido el poder como Le Pen, que repetir cinco años con Hollande”.
“Como ocurre a menudo con una alternancia política, la decepción con el presidente socialista es grande. La izquierda no ha reducido el desempleo ni limitado el poder de los grandes grupos financieros. Buena parte de los electores no sabe a qué santo encomendarse”, apunta Marc Caprez, investigador en ciencias políticas y autor del libro 'La necesidad de certezas'.
Esto explica por qué muchos franceses se han sentido atraídos por la formación ultraderechista, que es una especie de “partido populista atrapatodo” que ofrece la ventaja de proponer “un voto contestatario” y “antisistema”.
Pero según Caprez, la candidatura presidencial de Marine Le Pen no tiene futuro.
“Siempre he pensado que ella no será presidenta de Francia. En los mismos comicios regionales de 1986, el FN logró 2,7 millones de votos. Ha progresado, pero no es espectacular”, dice.
En el mismo sentido se expresó el politólogo Thomas Guenolé.
Consultado por EL TIEMPO sobre la posibilidad de un presidente ultraderechista, contestó que “tal como está hoy la opinión, Marine Le Pen no puede ser elegida presidenta porque más del 60 por ciento de los franceses rechazan categóricamente votar por ella. De llegar a la segunda vuelta, en la que solo se clasifican dos candidatos, el otro finalista será elegido”.
Marine Le Pen, la cabeza del FN
Marine Le Pen heredó la dirección del Frente Nacional en 2011. La transformación del FN pasó incluso por la exclusión de su padre, el dirigente histórico que fue apartado del partido a mediados de año. Desde entonces, padre e hija no se hablan. De 47 años, sigue teniendo como ejes principales de sus discursos las posiciones tradicionales de la extrema derecha contra la inmigración y el islam, pero lo hace invocando el laicismo. Abogada de profesión, Marine Le Pen se presenta como una “mujer moderna”. Es madre de tres hijos, dos veces divorciada y vive actualmente en pareja con uno de los cuadros del FN, Louis Aliot.
Comentarios
Publicar un comentario