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viven 15 mil en la Argentina En cinco años se multiplicó por ocho la presencia de inmigrantes de ese origen. La mitad viene a estudiar a las universidades. “Para mí era como Europa en Sudamérica, no me importó que me dijeran que después de la crisis tal vez no fuera tan así”, cuenta mientras toma a sorbitos un capuccino en el microcentro Lina Useche Bolaños, una expresiva y agraciada colombiana que está cursando desde marzo una maestría en Investigación de Mercado en la UCES. Ella forma parte de un fenómeno silencioso: desde 2003 se multiplicó casi por ocho la cifra de colombianos en la Argentina: dos mil a quince mil; la mitad son estudiantes. Lina, oriunda de Cali, corrobora los datos con su experiencia personal: “Me sorprendí mucho cuando el primer día de clases me encontré con que más o menos un tercio de mis compañeros de clase eran colombianos, no me lo esperaba”. En los 90 llegaron unos cientos de profesionales colombianos, la mayoría médicos que vinieron a probar suerte en la Argentina de la convertibilidad. Esa pequeña migración es incomparable con la que vino después al calor de las ventajas cambiarias de la devaluación de 2002. Y así empezaron a apuntar al Sur, como nunca antes lo habían hecho, en busca de oportunidades educativas, laborales y de negocios. Esto se nota, sobre todo en las universidades. “Casi un 50% de la colectividad la componen jóvenes de entre 25 y 35 años; son estudiantes, muchos vienen con un título a especializarse”, revela Álvaro Ponce de León, cónsul de Colombia en Buenos Aires. En el imaginario de muchos colombianos sigue firme la idea de que Buenos Aires es una urbe cosmopolita, culta y a la vanguardia. Si a esta percepción se le suman precios ya no tan bajos, pero aún inferiores a los del Viejo Continente, y la cercanía cultural y geográfica, el fenómeno tiene su lógica. “Me encantan el subte y la riqueza cultural de Buenos Aires. Algo que no me gusta es que los empleados atiendan sin ganas”, dice Lina. El 80% de sus compatriotas vive en Buenos Aires el resto se distribuye entre Córdoba, Rosario, Mendoza y Patagonia. La presencia de estudiantes colombianos es notable en las carreras de cine y afines. En la Fundación Universidad del Cine (FUC) son los extranjeros más numerosos, el 7,5% de la matrícula. El vicerrector Mario Santos explica: “Vienen porque nuestro país tiene la cinematografía más desarrollada de la región, porque Buenos Aires es un gran polo cultural, obviamente también tiene que ver con que los precios son competitivos y el nivel académico es alto”. Laura, una bogotana de 18 años que estudia en la FUC, sostiene: “Vine a estudiar a la Argentina porque en Colombia no tenemos escuelas de cine tan buenas. Además, una amiga que ya estaba acá me habló muy bien de la ciudad”. En la Escuela de Cine de Eliseo Subiela los colombianos son el primer grupo extranjero y el 11% de los alumnos. La otra mitad de colombianos, la “no estudiante”, es muy variada. No son pocos los que vinieron a probar suerte cuando el país empezaba a recuperarse de la crisis de 2001. Es el caso de Rafa y Ricardo, dos jóvenes de Barranquilla que dejaron el calor caribeño para radicarse en Buenos Aires. Llegaron en 2002 y no se conocían, se cruzaron por casualidad en un partido de fútbol, y ahora desde hace un tiempo organizan fiestas colombianas en Palermo. “A nuestros eventos vienen futbolistas colombianos, cantantes famosos y extranjeros de todas partes que quieren probar algo de rumba de nuestro país”, explica Rafa, mientras Ricardo asiente. Los dos, antes de pegarla con las fiestas, hicieron de todo un poco. Hasta de locutor. Las dos agrupaciones que nuclean a los colombianos en el país son la Asociación de Colombianos en la República Argentina y la Asociación de Mujeres Colombianas en la Argentina. También hay dos restaurantes colombianos en Palermo donde se suelen juntar (Gabo y Antojitos Colombianos). La sociedad argentina les da un buen trato. La estigmatización social es mínima y esto no es un detalle. Al respecto, el cónsul es contundente: “Con Alegría, podemos decir que la sociedad argentina recibió muy bien a mis compatriotas, es una excepción comparado con otros países”. Ocurre que en otras latitudes a lo colombiano se lo relaciona inmediatamente con el narcotráfico y el lavado de dinero. Esto no quiere decir que acá no se moldeen estereotipos en base a lo que Colombia suele representar en las tapas de los diarios, pero aún así el fardo lo carga Colombia, no los colombianos. Adriana, una abogada colombiana que llegó al país hace 17 años siguiendo a un novio correntino que conoció estudiando en Madrid, da cuenta del buen trato que siempre recibió: “A mí ser colombiana me sirvió para progresar porque es algo que me distinguió positivamente. Argentina ha sido muy grata conmigo, no puedo contarte nada malo”. Esta elegante bogotana, que tiene tres hijos adolescentes argentinos, si bien viaja todos los años a su tierra (con pasaporte argentino), no piensa regresar. Crítica de la Argentina, 21-10-08

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